La rotura fibrilar y la contractura muscular son lesiones con síntomas muy similares, por lo que los límites entre una y otra patología pueden generar dudas en un primer momento.
Ambos trastornos se producen en los músculos y se caracterizan por causar un dolor local fuerte, que hace difícil o imposibilita totalmente la actividad. Pero mientras que la contractura es una lesión leve, la rotura de fibras es una lesión severa; más o menos grave en función de la extensión de la ruptura de las fibras en el músculo.
Según los expertos de Aliviam en dolor muscular en Mallorca, en ocasiones es necesario realizar pruebas -como ecografías o resonancias- para determinar el verdadero alcance de la lesión y diferenciar si es una contractura muscular o una rotura de fibras o desgarro. Ambos trastornos son frecuentes en los deportistas.
Cómo saber si sufro una contractura
La contractura es una contracción del músculo mantenida en el tiempo que genera dolor pero que no implica una ruptura del tejido muscular. En muchos casos, se puede identificar visualmente porque el músculo se encoge y se queda como una bola. Esta reacción es un acto de defensa de nuestro organismo cuando el tejido muscular se estresa debido a una carga excesiva.
En el caso de los deportistas, suele ser consecuencia de un entrenamiento demasiado intenso.
Los síntomas de una contractura más frecuentes son:
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- El dolor tiene un inicio progresivo (no brusco o agudo como ocurre en la rotura de fibras)
- Inflamación o rigidez en el músculo: es como tener un globo dentro del músculo
- No hay rotura
- No hay hematomas
- No origina sensación de gravedad: genera una molestia que, incluso si es leve, puede permitir que sigamos haciendo deporte, si bien se corre el riesgo de que acabe en rotura
- Una contractura puede acabar en rotura fibrilar
- La recuperación de la contractura es más rápida: se puede solucionar en pocos días o, si la contractura es más pronunciada, en pocas semanas.
- Tratamiento de la contractura: aplicación de calor en la zona, masajes, punción, reposo deportivo de la zona afectada… Seguir siempre las pautas marcadas por el especialista
En cualquier caso, la contractura muscular es un trastorno leve, soportable y menos grave que la rotura de fibras.
Cómo saber si sufro una rotura fibrilar
La rotura fibrilar, llamada también rotura de fibra o desgarro muscular, es una lesión mucho más severa que la contractura, ya que supone el desgarro de pequeñas o de grandes fibras musculares. Esta rotura ocurre en el muslo, en las piernas y en la espalda, principalmente, y provoca un dolor muy intenso e inmovilidad en la zona.
En función del tamaño de las fibras afectadas, la lesión produce más o menos daños y, en consecuencia, necesita de un menor o mayor tiempo de curación.
Entre los principales síntomas de la rotura fibrilar encontramos:
- Suele aparecer, aunque no siempre, con un dolor característico: signo de la pedrada (sensación de una pedrada o de un impacto)
- Se inicia con un pinchazo brusco
- Produce impotencia funcional: una dificultad notable o la imposibilidad de continuar con la actividad física que se estaba desempeñando
- Sí origina sensación de gravedad: se toma consciencia por el dolor agudo que impide continuar
- Aparición de hematomas (no siempre son apreciables)
- La recuperación de la rotura de fibras es mucho más larga que la de la contractura: el tiempo concreto depende del grado de la rotura, el estado físico, las características musculares de cada persona… Pueden ser meses
- Tratamiento de la rotura de fibras: aplicación de frío en los primeros días para controlar la inflamación, vendajes compresivos, reposo relativo, masajes, estiramientos controlados y ejercicios de fuerza para la recuperación del músculo cuando así lo pauta el especialista en roturas de fibras en Mallorca, etc.
Cómo diferenciar la contractura y la rotura de fibras
La contractura y el desgarro muscular son patologías que tienen su origen en el músculo. Sin embargo, mientras que la contractura es una contracción repentina de uno o de varios músculos sin rotura de tejido muscular, la rotura fibrilar sí conlleva la rotura de fibras musculares. Esta es la principal diferencia.
La contractura suele ser consecuencia de un calentamiento inadecuado, un sobreentrenamiento, flexibilidad muscular insuficiente, falta de ejercicio, una mala alimentación…
Entre las actuaciones convenientes para evitar contracturas destacan: practicar deporte regularmente, calentar de forma adecuada, hacer ejercicios de estiramientos, mantener una postura correcta, llevar un estilo de vida saludable…
Por su parte, las causas de la rotura de fibras suelen vincularse a una tensión excesiva en los músculos, a movimientos incorrectos, muy bruscos y precipitados. Es sobre todo común en futbolistas, runners, levantadores de pesas…
La prevención de la rotura fibrilar pasa por tomar medidas como las siguientes: calentar adecuadamente, no excederse en las prácticas deportivas para no fatigar los músculos, hidratarse de forma adecuada, respetar la recuperación cuando hay una lesión, etc.
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