Fármacos contra el dolor: sí o no
Los medicamentos para tratar el dolor crónico pueden ser buenos aliados a la hora de mejorar el funcionamiento y la calidad de vida de los afectados. Su efecto modulador va más allá de la acción sobre el dolor en sí mismo, pues contribuyen a dejar de lado otros problemas asociados en ocasiones a esta condición, como la ansiedad o los comportamientos depresivos. Sin embargo, como fármacos que son, exigen ser tratados siempre con el máximo respeto, lo que implica no descuidar las indicaciones médicas y evitar caer en su abuso y adicción.
Conscientes de que su incidencia difiere en función del tipo de dolor y del propio paciente, nuestros profesionales del dolor en Mallorca parten del diagnóstico certero como clave para determinar su prescripción. Este punto de arranque delimita asimismo la necesidad o no de combinar estos fármacos con otras medidas, como la aplicación de técnicas mínimamente invasivas contra el dolor (un área en la que somos punteros y en la que las imágenes en tiempo real son nuestro mayor apoyo).
De esta forma, el afectado cuenta con un tratamiento eficaz y global contra el dolor (terapéutica del dolor, anestesiología, fisioterapia, medicina músculo-esquelética, radiología, psicología, nutrición…), que le ayuda a aliviar o reducir sus dolencias para afrontar su día a día en mejores condiciones.
Entre los fármacos más habituales para tratar el dolor destacan los siguientes:
- Los antiinflamatorios no esteroideos o AINE (ibuprofeno, aspirina, naproxeno…): suelen indicarse para dolores leves y moderados acompañados de inflamación e hinchazón (artritis, dolores musculares, lesiones en la espalda, molestias en el cuello…)
- Paracetamol-Acetaminofeno: estos medicamentos se recomiendan normalmente como primera línea de acción contra dolencias leves o moderadas, como por ejemplo los dolores de cabeza, las molestias por lesiones cutáneas, las afecciones musculoesqueléticas, los dolores de espalda…
- Antidepresivos: hay algunos fármacos destinados a tratar otras enfermedades que a veces son convenientes para mitigar el dolor crónico, que puede tener un gran impacto en el estado de ánimo. Un ejemplo son los antidepresivos, que en ocasiones se incorporan en el tratamiento de la fibromalgia, la artritis, dolor neuropático…
En cualquier caso, resulta imprescindible comunicar al especialista cualquier medicamento o suplemento que se esté ya tomando, así como indicar con precisión la historia médica y cualquier afección de salud. Igual de importante resulta seguir las indicaciones médicas en todo momento, verificar las pautas en caso de confusión, evitar tomar más dosis de la recomendada y someterse al tratamiento únicamente durante el tiempo indicado. Todo ello contribuirá a aliviar con seguridad el dolor para llevar una vida mucho más placentera.