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Dolores post ictus

Cerca de 200.000 personas sufren cada año un ictus en nuestro país; unas 2.000 en Baleares. Tras estas cifras, se esconden un conjunto de patologías que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro y que popularmente se conocen como accidentes cerebrovasculares (ACV) o embolias. Este escenario trae consigo dos tipos de ictus: el producido por la rotura de una vena o de una arteria del cerebro (hemorragia cerebral) y el relacionado con la obstrucción de un vaso sanguíneo y la muerte del tejido cerebral por la falta de oxígeno (infarto cerebral). Un tercio de los afectados no supera este golpe, otro porcentaje similar se recupera y otro tanto termina con secuencias irreversibles como el dolor crónico (conocido como dolor central post- ictus).

Este tipo de dolores post ictus se producen por el daño de las neuronas del sistema nervioso central (cerebro, tallo cerebral, médula espinal…) y suele identificarse como un dolor quemante, punzante, con sensación de descargas eléctricas y muy sensible a la temperatura (empeora considerablemente con el frío). El tratamiento de los dolores post ictus, a veces muy complicado, se dirige a aliviar el dolor central post- ictus mediante fármacos como los derivados de la morfina, los antidepresivos, los antiepilépticos y las benzodiacepinas. En supuestos más concretos se recurre a diferentes técnicas de neurocirugía.

En Aliviam Mallorca, la terapia contra los dolores post ictus se revela como un instrumento fundamental para contrarrestar los factores que limitan la recuperación del paciente (como, por ejemplo, la depresión o la ansiedad).

Según explican los terapeutas de la clínica del dolor en Mallorca, es frecuente que los afectados sientan miedo por la posibilidad de experimentar otro episodio, incertidumbre, baja autoestima e, incluso, culpabilidad por la conducta de vida llevada a cabo con anterioridad. De ahí que el apoyo psicológico sea clave para una rehabilitación que no va a perder de vista la adaptación a una nueva realidad.

De igual forma, la alimentación y la hidratación son buenos aliados para acelerar la recuperación y evitar recaídas de ictus. Pequeños gestos diarios que pueden ayudarnos a cambiar mucho nuestra salud general y que, además, son muy sencillos de realizar por lo que fácilmente se pueden convertir en hábitos saludables que mantienen este tipo de dolores post ictus a raya.

En este sentido, los nutricionistas siempre aconsejan mantener una dieta equilibrada, priorizando el consumo de frutas, de verduras, de pescado, de legumbres, de frutos secos al natural, etc. Esta ingesta equilibrada actúa también como un elemento de prevención contra el ictus. La dieta mediterránea en este sentido es un gran aliado ya que es muy rica en todos esos productos y es, a su vez, sabrosa y muy variada en su recetario.

Además de lo que comemos, no hay que descuidar tampoco el cuerpo y su parte más física. En esta línea, los beneficios de la fisioterapia contra los dolores post-ictus son muchos, puesto que la afección suele dificultar el movimiento. Para hacerle frente, nuestro equipo de fisioterapeutas en Mallorca trabaja junto al enfermo con las técnicas más apropiadas para su caso, enfocadas todas ellas a lograr la disminución del dolor, la recuperación de la agilidad y la adaptación a las nuevas circunstancias. De este modo, junto con una buena alimentación, los pacientes recuperan calidad de vida y esto, en general, ayuda a mantener a raya al dolor.

Así las cosas, el mejor tratamiento contra este dolor crónico es aquél que apuesta por conjugar el control médico con la alimentación, el estilo de vida saludable, el apoyo psicológico y la rehabilitación física. Consulta con nuestros profesionales para ampliar la información, obtener un diagnóstico adecuado y recibir la ayuda más apropiada tras un ictus. En Aliviam siempre defendemos el abordar cada caso de forma multidimensional ya que cada factor es una pieza clave en la recuperación de los pacientes.

Si bien cada caso es distinto, nuestra experiencia nos ha demostrado que una correcta combinación de tratamientos no invasivos y centrados en implementar buenos hábitos en los pacientes es la mejor receta posible. Nuestro deber, en este sentido.