La rotura de fibras es una lesión muscular bastante común en la práctica deportiva, que suele traducirse en un dolor repentino, brusco e intenso. De hecho, muchos afectados definen este mal como un tirón en el músculo o la sensación de un impacto o de una pedrada.
De manera general, supone la rotura de varias de las fibras que componen un músculo, normalmente debido a una elongación, a una fuerte contracción o a un gran esfuerzo. Aunque puede afectar a cualquier músculo, tiene una mayor incidencia en las piernas porque se vincula a gestos rápidos o explosivos.
Según señalan los especialistas de nuestra clínica del dolor en Mallorca, el tratamiento adecuado de la rotura de fibras es fundamental para evitar recaídas frecuentes y, sobre todo, llegar a mayores. Además, concretan que tanto la gravedad como la recuperación de la rotura fibrilar dependen del músculo dañado y del número de fibras perjudicadas.
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Causas y síntomas de la rotura fibrilar
Cuando las roturas fibrilares son pequeñas, el dolor en la zona suele ser la única señal. Sin embargo, cuando el desgarro del músculo es mayor, suele aparecer un hematoma varias horas o días después a consecuencia de la hemorragia interna.
Desde el momento en que se produce la rotura fibrilar, se aprecia un malestar muy agudo e intenso (dolor como una puñalada), que normalmente impide la correcta movilidad del músculo afectado (bloqueo de movimiento en los casos más extremos). En ocasiones, incluso, esta lesión puede acompañarse de mareos y de sudores fríos.
Las causas de las roturas de fibras son variadas. Entre las más habituales destacan:
- Contracciones violentas del músculo (las contracturas pueden ser un estado previo al desgarro muscular)
- Tirones bruscos
- Sobrecarga del músculo sin calentar o cuando éste ya está fatigado
- Músculos lesionados
- Golpes o caídas
El sedentarismo, la mala circulación arterial y venosa, una hidratación deficiente, una mala nutrición o ciertas enfermedades como la diabetes son algunos de los factores que potencian el riesgo de sufrir una rotura de fibras.
Roturas fibrilares más frecuentes
Las piernas son las zonas que más suelen sufrir este tipo de tirón muscular, debido a la influencia que los gestos rápidos, explosivos y de cambios de ritmo tienen en ellas.
Las roturas de fibras más comunes se producen en:
- Rotura fibrilar del cuádriceps: más habitual en los futbolistas
- Rotura fibrilar del gemelo (gastrocnemio): más frecuente en los tenistas
- Rotura fibrilar de isquiotibiales: más común en los deportes de salto o de velocidad
- Rotura fibrilar de aductores: sobre todo en deportes con aceleraciones, deceleraciones o cambios de dirección
No obstante, las roturas de fibras pueden afectar a cualquier músculo del cuerpo y, aunque no son lesiones graves, sí pueden convertirse en un gran impedimento para el deportista por su frecuencia a repetirse durante la práctica.
Qué hacer si tengo una rotura de fibras
Dos factores son especialmente importantes cuando se sufre una rotura de fibras: acudir a un especialista como los de Aliviam Mallorca para tratar el dolor por rotura fibrilar y evitar recaídas y suspender la actividad deportiva.
El diagnóstico acertado es fundamental para determinar que estamos realmente ante este tipo de lesión o, por el contrario, otro problema como una contractura o una distensión muscular.
Por lo general, nuestro personal realizará una ecografía o una prueba de imagen para valorar los daños, la extensión, el sangrado y el hematoma producido por la rotura de fibras. En función de los resultados, se establecerá el tratamiento más aconsejable para la rotura fibrilar, que normalmente implicará:
- Descansar: el reposo evita que más fibras se rompan y, en consecuencia, que la lesión se agrave. Es aconsejable mantener la extremidad lesionada en una posición elevada.
- Vendar: el uso de un vendaje compresivo es aconsejable para favorecer el drenaje, pero sin impedir la movilización del músculo
- Aplicar frío (hielo o bandas de gel): esta medida persigue aliviar el dolor y reducir la inflamación por la rotura fibrilar
- Tomar antiinflamatorios: con el fin de reducir la hinchazón y calmar el dolor (consultar siempre con el médico especialista)
- Rehabilitación: retomar la práctica de ejercicio una vez haya desaparecido el dolor y siempre bajo supervisión profesional. Superada esta fase, es importante empezar con estiramientos suaves y hasta el punto que el músculo permita, así como aplicar calor en la zona después de cada sesión de estiramiento
No obstante, la mejor forma de prevenir la rotura de fibras pasa por fortalecer la musculatura y calentar y estirar adecuadamente cada vez que se haga ejercicio, independientemente de la práctica. También es importante introducir el descanso y los masajes dentro de la rutina deportiva, así como hidratarse correctamente para reponer las sustancias eliminadas durante el ejercicio.